Ciencia y Vida

lunes, marzo 30, 2009

LA PRÓSTATA MÁS ALLÁ DE LOS CINCUENTA



El análisis periódico del estado de la próstata consiste, principalmente, en una analítica que valora los niveles en sangre de una proteína denominada con las siglas PSA (Prostatic Specific Antigen). Los valores de PSA incrementan si el paciente tiene un cáncer de próstata, por lo que parece un buen indicador para el diagnóstico precoz. No obstante, dos estudios, uno realizado en EEUU y otro en Europa, publicados recientemente, no se ponen totalmente de acuerdo en las presumibles ventajas que conlleva realizar un análisis periódico de PSA en los hombres con edad superior a los cincuenta años.
La prestigiosa revista “The New England Journal of Medicine” publica en su último número estos dos trabajos. El estudio europeo, realizado durante nueve años en siete países, incluyendo España, consideró 182.000 hombres con edades comprendidas entre 50 y 74 años que fueron aleatoriamente asignados a dos grupos, uno en el que se procedía a la determinación sitemática del PSA y el otro grupo, considerado como control, en el que no se realizaban estos análisis. El estudio estadístico comparativo revela que el análisis del PSA se asociaría con una reducción relativa de las muertes por cáncer de próstata del 20%. Sin embargo, como contrapartida, el estudio realizado en EEUU durante siete años de forma paralela, menciona que si bien el número de casos diagnosticados incrementa un 22% en el grupo cuyos valores de PSA fueron analizados, la mortalidad por cáncer de próstata era similar en ambos grupos. Estas discrepancias pueden deberse a múltiples circunstancias dentro de cada estudio y naturalmente a los avances en el tratamiento del cáncer de próstata. La cuestión es si a partir de los cincuenta años los hombres debemos ir al urólogo a hacernos estos controles periódicos o no, al igual que las mujeres realizan a partir de una determinada edad un control ginecológico. Es cierto que uno de los problemas más importantes de las pruebas del PSA, dada su gran sensibilidad, son los falsos positivos, es decir casos que revelan niveles por encima de lo que se considera normal (4 ng/ml) y que tras una biopsia se concluye que este incremento no está relacionado con un cáncer de próstata sino con otras causas. También es cierto que la detección precoz a una edad avanzada puede llevar a tratamientos excesivamente agresivos que empeoran la calidad de vida de un paciente que probablemente hubiese acabado falleciendo por otras causas distintas al cáncer de próstata dada su lenta evolución. Pero tratándose de cáncer, el diagnóstico precoz es la mejor alternativa de curación y hay que considerar la enfermedad no en términos poblacionales, como el que realizan estos estudios, sino cada caso concreto que el urólogo deberá analizar en profundidad. Ya saben aquello de que “no hay enfermedades… sino enfermos”. Existen pruebas alternativas, como la ecografía o el tacto rectal que pueden ayudar en el diagnóstico. Lo importante será que con el tiempo se descubran otros marcadores complementarios al PSA que ayuden a diagnosticar fácilmente y con mayor precisión la presencia del cáncer de próstata e incluso su posible evolución para poder diseñar el mejor tratamiento. Hay que considerar como nos recuerda Millás en su libro “El mundo” que al médico conviene ir, sobretodo, cuando estás bien. Si nuestro urólogo nos lee unos valores anormales del PSA en la analítica ya nos explicará cómo proceder, no hay por qué preocuparse... o ¿quizá si?.