SANGRE PARA TODOS

Los eritrocitos de nuestra sangre contienen proteínas con residuos glicosilados, de distintos azúcares. Los que confieren tipología sanguínea tienen tres residuos unidos, de los que el tercero puede ser reconocido específicamente por el sistema inmune, los tipo A tienen N-acetil-galactosamina en esta tercera posición y los tipo B galactosa. Los tipo 0 no contienen este tercer residuo, sólo tienen dos, por eso sus eritrocitos no desencadenan una respuesta inmune adversa. La posibilidad de convertir sangre tipo A o tipo B en sangre tipo 0 “universal” fue desarrollada en 1982 por Goldstein (Science, 215:168) que encontró unas enzimas denominadas glucosidasas en los granos verdes de café, capaces de cortar este tercer residuo de los eritrocitos procedentes de sangre tipo A o de tipo B. El problema entonces fue la baja eficiencia de las enzimas utilizadas que hacía en la práctica inviable aplicar esta metodología a gran escala. En cualquier caso, los ensayos clínicos desarrollados entonces fueron satisfactorios y dejaron entrever esta interesante posibilidad.
Ahora tras quince años, el grupo del investigador Henrik Clausen de la Universidad de Copenague, ha estudiado multitud de extractos de bacterias y hongos buscando enzimas glucosidasas más eficaces y con mayores posibilidades de utilización práctica. El resultado de esta investigación aparece este mes en la revista Nature Biotechnology. Las enzimas encontradas realizan eficientemente esta transformación y permiten por tanto obtener sangre “universal” a partir de donantes tipo A o tipo B. Los estudios en fase clínica, ya iniciados, dirán la última palabra sobre la compatibilidad y eficacia de las transfusiones con esta “nueva sangre universal” obtenida en el laboratorio. La empresa “ZymeQuest” ya ha puesto en marcha la tecnología enzimática que permitiría comercializar el producto en los centros hospitalarios de todo el mundo, si tal como se espera todo va bien.
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